Si por algo se caracterizó la Movida fue por su particular estética. Pero era una estética muy variada: pelos cardados o con tupé rockero, maquillajes más que llamativos, camisetas anudadas y desteñidas, plataformas, pantalones y botas con tachuelas, gorras, chupas de cuero, , vaqueros elásticos y complementos, sobre todo muchos complementos (collares, cadenas, pañuelos, hombreras, pulseras, pendientes, cinturones, diademas, chapas, etc)
Esta diversidad en la moda tenía que ver, en gran parte, con las diferentes tribus que llegaron a España en los 80 y con la importancia de la identidad propia. Sin embargo, aunque con diferencias, la moda de aquellos años perseguía un objetivo común: romper con el tono gris, triste y reprimido de la dictadura franquista: "olvidar la gomina falangista", afirma el periodista José Manuel Lechado en su libro La movida, una crónica de los 80. Durante la Movida nacieron las grandes pasarelas nacionales, como Cibeles y Gaudí y lo que se buscaba era llamar la atención de las gente, la originalidad, y claro está, todo valía.
Antonio Alvarado fue uno de los diseñadores más representativos de la Movida, de hecho fue el modisto oficial de Radio Futura, y en palabras del periodista Juan Carlos Laiglesia "el más ochentista de todos los que han existido en España". Alvarado presentó en 1983 en la sala Rockola su colección "Costura de España" y puede decirse que vistió a los personajes más representativos del mundo del cine, la música y la televisión del momento: Pedro Almodóvar, Fabio McNamara, Rossi de Palma, Bibiana Fernánez, Jaime Urrutia, Paloma Chamorro, Antonia San Juan, Alaska, Carmen Maura, María Barranco y un largo etcétera. Paralelo al nacimiento de éste y otros diseñadores de moda como Pepe Rubio, Epifanio Mayo (primer organizador de la Pasarela Cibeles), Enrique Vega, Manolo de la Fuente o Ágatha Ruiz de la Prada, aparecieron los modelos, momento en el que comenzó la idealización de la "belleza perfecta" con mujeres como Lucía Bosé o Sybilla Sorondo, una de las musas de la Movida, que incluso lanzó una línea de ropa que se vendía en la sección "La Calle de la moda" que los almacenes Galerías Preciados abrió.
Pero no sólamente se podía comprar ropa en las tiendas más "chic" de las ciudades, los rastros, y sobre todo el de Madrid, era famosos por albergar la ropa y los complementos más originales e insólitos y llegaron a convertirse en "grandes almacenes de ropa juvenil al aire libre", donde acudían, cada día, miles de personas deseosas de cambiar hasta su más íntima prenda.
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